Videojuegos, internet y niños, una mezcla con graves efectos psicológicos

Uno de cada cien estudiantes internautas será usuario de cibersexo, chats y apuestas on-line

MADRID- Internet, videojuegos y menores, un cóctel que puede acarrear graves consecuencias para el desarrollo psicológico de niños y adolescentes. De hecho, las apuestas, la pornografía y el chat pueden acabar convirtiéndose en la única compañía de uno de cada cien cuando alcancen la madurez. Las últimas estadísticas al respecto señalan que un 12 por ciento de los jóvenes españoles abusa del móvil o de la red. Pero, ¿qué se considera abusar del uso de las nuevas tecnologías? Los pediatras, reunidos en el «XXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria», han situado el límite entre lo tolerable y lo peligroso en dos horas diarias. A partir de ahí, se multiplican los riesgos de forma proporcional a la compulsión y a la permisividad de los padres.

Un informe presentado por el doctor Josep Cornellà destaca que la adicción a los videojuegos depende tanto del tiempo empleado como del contenido de los mismos. Aunque científicamente aún no se puede considerar una adicción, es ahora cuando se está empezando a investigar este tipo de trastornos con el enfoque utilizado para las conductas adictivas.

En cuanto a los «efectos secundarios» de este tipo de hábitos incontrolados, destaca el peligro de crear un mundo fantástico, dejando de lado y no afrontando los problemas reales de la vida cotidiana.

A su vez, existe un descenso en el grado de sensibilidad hacia los problemas reales que puedan padecer sus compañeros. Además, estos menores corren el riesgo de interactuar cada vez menos con su entorno más próximo y acaban encerrándose en sí mismos y su realidad virtual.

De todo ello tiene mucha culpa la temática de los juegos. Y es que el 90 por ciento de los contenidos de los videojuegos son violentos y otro alto porcentaje son de contenidos sexista y agresivo contra la mujer, según el doctor Cornellà.

Los juegos en red, sin que entren en la categoría de los videojuegos, tienen una alta capacidad para enganchar a los adolescentes e, incluso, a los pre-adolescentes.

Aunque en los videojuegos también se detectan efectos beneficiosos -ayudan a la comunicación, la participación colectiva y a canalizar la agresividad de manera ordenada-, el riesgo de engendrar violencia en los niños es más que evidente. De hecho, un análisis elaborado con estudiantes universitarios de Biología demostró que el grado de maltrato con los cobayas era superior después de que los alumnos jugaran a la consola.


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